La nueva Kale Borroka o el odió organizado
La nueva Kale Borroka o el odio organizado. ( 1 )
" Hace unos cuantos días, un líder social que responde al seudónimo de Kolitza, decía en su twiter que “valen más dos mil o tres mil jóvenes militantes comunistas, ‘militantes estratégicos’, bien organizados, disciplinados y con una base ideológica y crítica bien fundamentada, que grandes movilizaciones de masas sin objetivo alguno y desprovistas de todo contenido comunista”. Kolitza no se refiere a un futurible o un grupo por crear ni a unas movilizaciones inexistentes sino trata de una realidad efectiva, con miles de jóvenes, la que representa Gazte Koordinadora Sozialista, que dispone de su propio blog-red de blogs y amplia presencia en las Gazte Asanbladak y gaztetxes de toda Euskal Herria así como con un protagonismo esencial en los últimos actos de la así llamada “mozkorra-kale-borroka”.
Kolitza fue protagonista de un famoso debate en Zumaia en noviembre de 2016 con un representante de Sortu, Eneko Compains, antiguo miembro de EKIN, actual profesor de la UPV, al cual acudieron cientos de jóvenes. ¿Qué se trató en aquel debate? Cada cual pretendió mostrar a la numerosa platea que era más leninista que nadie: Compains propugnando que la toma del Estado, o, en este caso, la toma del poder institucional, era el camino que Lenin bendijo para la revolución. Kolitza reprochando a Sortu su falta de fuste y planteando que el movimiento de los Gaztetxes era un intento de crear, desde el segmento juvenil, “el partido del proletariado” que, mediante la lucha de masas, generaba “espacios de poder socialista”.
Varios años más tarde, estas dos vías (la de Kolitza-GKS-lucha de masas y la de Compains-Sortu-Bildu-lucha institucional) siguen empeñadas en sus dinámicas paralelas que, como dimos a entender en nuestro artículo anterior, han convergido en el tema de la gestión de la pandemia y el papel de la Ertzaintza dentro de la misma. Para ello, el conjunto de la izquierda aberzale ha pretendido instrumentalizar esta coyuntura con la intención de generar el síndrome de una represión generalizada. Así, la becada de Emakunde, profesora de la UPV, Jule Goikoetxea, afirma que “estamos entrando en una fase represiva feroz y pre-dictatorial. Recordemos, lo que mas teme el poder, el estado y el capital es el odio organizado y politizado a la dominación”. Mientras ella, desde la seguridad de su despacho funcionarial, describe la situación en esos términos, “el odio organizado” de GKS se pone las pilas.
GKS y la gestión del odio organizado
A finales de octubre del pasado año GKS realizaba un anuncio de movilizaciones a través de las redes sociales, consistentes en concentraciones “en protesta por la situación de excepcionalidad” frente a sedes de PSE/PSOE y EAJ-PNV. El lema utilizado fue “Burgesiaren zuzeneko diktadura gelditu” (Parad la dictadura directa de la burguesía). Todas ellas trascurrían sin incidentes y cumpliendo las normas de distanciamiento, con una puesta en escena, dicho sea de paso, que recordaba las apariciones del equipo olímpico de la extinta URSS. Este ciclo de movilizaciones, frente a los partidos considerados culpables de la opresión, ha de ser considerado como la presentación en sociedad de la Gazte Koordinadora Sozialista. Hasta el momento, además de su primera aparición pública, habían realizado actos de carácter interno, de consumo propio. O presentaciones de sus diferentes ramas sectoriales (enseñanza, redes de autodefensa proletaria, ITAIA) que no tenían impacto social alguno, más allá que su reflejo en su medio de comunicación (Gedar) y en redes sociales.
Lo interesante de la cuestión es que, mientras las movilizaciones en público se desarrollaban dentro de lo marcado por la ley, con nocturnidad y alevosía la militancia de este movimiento emergente se dedicaba a sabotear sedes de los partidos políticos señalados. Y además con desparpajo, puesto que los lemas utilizados para redecorar las citadas sedes no se diferenciaban mucho de los usados en las convocatorias públicas, como se puede apreciar en las fotografías publicadas por diversos medios.
Toda una demostración de las intenciones que tiene GKS, que comienza su andadura “política” dando pasos que superan de largo la acción política estandard, como no puede ser de otra manera por tratarse de un movimiento revolucionario. En apenas dos semanas, la Gazte Koordinadora Sozialista pasaba del señalamiento de responsabilidades al sabotaje directo contra los agentes señalados. No hace falta decir que no se trata de un movimiento creado ex novo. Recogen la tradición activista madurada en el seno del MLNV durante décadas y no van a perder demasiado el tiempo en poner en práctica (atacar) aquellos agentes considerados como enemigo en cada sector.
Y a pesar del descaro en las pintadas realizadas, al parecer nadie ha reparado en la paternidad de las mismas. Ni los medios de comunicación, ni los partidos políticos y, por lo conocido, tampoco la Ertzaintza, encargada de velar por la seguridad pública en Euskadi. Y esta impunidad no hace sino reforzar la natural determinación de un movimiento revolucionario a ir consolidando espacios de activismo. Que quizás ahora puedan parecer nimios, si se comparan con los años de plomo y fuego padecidos durante décadas. Pero la permisividad ante estas acciones “nimias” es la condición para que se den saltos cualitativos tanto en los medios empleados como en la extensión de las tácticas de sabotaje a otros colectivos.
GKS y la formación-entrenamiento en el odio organizado
Hay que tener muy en cuenta que en el momento actual en el seno de la Gazte Koordinadora se está produciendo un ciclo de formación sobre las “fuerzas policiales” . Aquí emerge con claridad el que, a buen seguro, vaya a ser un objetivo viable para el nuevo movimiento revolucionario. Y decimos viable en cuanto a digerible, tanto para su propia militancia como para los compañeros revolucionarios del “oficialismo”. Un objetivo señalado, que además está entrando al “choque” identificando a los militantes de GKS que, saltándose todas las restricciones inherentes al Estado de Alarma, vienen reuniéndose en gaztetxes a lo largo de toda la geografía de Euskadi para llevar a cabo la citada formación.
Dicho lo anterior y atendiendo a los precedentes la pregunta es la siguiente ¿de que manera puede avanzar GKS en el hostigamiento a la Ertzaintza?. Nos inclinamos a pensar que, a pesar de la celeridad observada en cuanto al señalamiento-ataque a las sedes de partidos políticos, en el caso de la Ertzaintza quizás traten de reproducir el esquema seguido por las redes de Autodefensa Proletaria (Langile Autodefentsarako Sareak).
Aquí podemos apreciar como dicha Red de Autodefensa Proletaria se dedica a fiscalizar e intervenir en la lucha laboral de una taberna de la Parte Vieja de Bilbao, en la empresa de limpieza Arana-Aguilar, así como pide el boicot contra la cafetería Jardin Secreto de Deusto. GKS diversifica las labores de sus militantes con la vocación de convertirlos en aparatos coactivos-represivos. Recordemos las tabernas, tiendas, empresas que no pagaban impuesto revolucionario o tasa de presos o no hacían caso de los delegados sindicales de la izquierda abertzale: sujetos a amenaza también lo eran de la represión.
Este esquema de señalamiento en lo concreto también esta siendo puesto en práctica en el ámbito de las enseñanzas medias, y según lo publicado por Gedar, con pequeñas victorias en diferentes centros educativos en los que los “estudiantes” han conseguido doblegar al sistema. Pequeñas batallas y un cúmulo de pequeñas victorias que son la mejor pedagogía revolucionaria.
Así, en la cuestión de la Ertzaintza serían de esperar también tácticas de hostigamiento similares. Señalar que el MLNV pasó a presionar al colectivo de ertzainas en el ámbito privado tras haberles atacado y hostigado en el ámbito laboral. Pues bien, las huestes de GKS no tienen necesidad de recorrer ese camino, lo que posibilita desde ya una línea de acoso en lo concreto, en lo privado: pintadas en portales, en puertas de domicilios de agentes de la ertzaintza, sabotajes de baja intensidad a sus vehículos, etc. Incluso muchos de ellos pueden no ser reivindicados o efectuados bajo el acrónimo ACAB (All Cops Are Bastards) por ejemplo.
Junto con lo anterior, en las ocasiones en las que se den unidades de acción (huelgas generales, huelga estudiantiles, etc.), sí se podrían desplegar tácticas de guerrilla urbana más contundentes, con el uso de medios más destructivos. La aparición de cohetes y tornillos en las espontáneas manifestaciones de mozkorra borroka de la parte vieja de Donostia señalan, en cierta medida, el camino. Un camino en constante evolución en cuanto a formas ritmos y que, según parece, ha podido encontrar a la Ertzaintza y a su dirección política con el paso cambiado. "
* Jon Elgezabal y Tomas Abendaño .
( Publicado en Aberriberri Bloga )
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