TODO UN GOBIERNO PARA LA RECONSTRUCCION .

El 1 de septiembre se hizo publico el acuerdo programático entre el ganador de las elecciones celebradas el pasado 12 de julio, el EAJ-PNV y el PSE-EE.

 El acuerdo ya desde su propia denominación marca claramente los objetivos principales del mismo: “acuerdo para la reactivación económica y el empleo desde la defensa de los servicios públicos y las políticas sociales, sobre la base de más y mejor autogobierno”. Asimismo, complementa este título- declaración de intenciones con una interpelación al pueblo vasco ¡Euskadi en marcha! El programa presenta cuatro ejes vertebradores (prosperidad, lo urgente: compromiso con el empleo y la reactivación económica; personas, lo importante: compromiso para garantizar la salud, los servicios públicos y las políticas sociales; planeta, lo responsable: compromiso con una transición energética y climática justa; convivencia y autogobierno, lo pendiente: compromiso con más y mejor autogobierno para avanzar en el desarrollo humano sostenible). 
El programa es un ejercicio de realismo político en una de las situaciones más complejas que hemos vivido como país. Mientras se está buscando una solución sanitaria a la crisis que vivimos, Euskadi debe seguir en marcha, adaptándose a la situación y poniendo los cimientos para la reconstrucción social y económica que nos permita renovar el estado social vasco que nos ha hecho vivir con unos niveles de equidad social similar a los países nórdicos, haber salido con éxito de varios procesos de reconversión económica y de un periodo de fuerte convulsión política y social. El entramado institucional vasco de nuevo se vuelca en generar unas condiciones que permitan reforzar los principales ejes económicos del País, reforzando su capacidad creativa y competitiva y buscando hacer de la crisis una oportunidad para transformar nuestra economía productiva preparándola para los tiempos futuros sin dejar de lado al ciudadano y haciendo de los logros y conquistas sociales logradas por la Euskadi institucional, una conquista irrenunciable. Se busca preparar a la sociedad vasca para todos los desafíos emergentes que la pandemia no ha hecho más que acelerar (envejecimiento de la población, transición energética, digitalización, modernización de la administración, etc). En este contexto, el programa aborda de manera detallada los diferentes aspectos a considerar para lograr estos objetivos, fijando planes de acción adaptados a la realidad social y económica vasca huyendo de la improvisación propia de otros territorios colidantes y del ejercicio demagogo de algunos agentes sociales y económicos. Hace cuatro años, en un contexto de minoría parlamentaria que fue hábilmente gestionada, se fijaron objetivos como el de reducir la tasa de desempleo por debajo del 10%, rebajar la tasa pobreza un 20%, lograr que el peso de la Industria sea el 25% del PIB,  y cumplir con los objetivos del déficit. Estos objetivos básicos se cumplieron (estaban cumplidos en febrero de 2020, fecha previa a la explosión de la crisis sanitaria) lo que refuerza la credibilidad de este gobierno y nos ha hecho estar mejor preparados para afrontar la crisis con unos menores niveles de desigualdad, un nivel de paro que en algunas regiones se aproximaba al pleno empleo y con un nivel de deuda reducido que nos permite ahora poner “toda la carne en el asador” para la reconstrucción. Nuestro modelo económico va a mostrar su mayor fortaleza, con un sector servicios (el más afectado por la crisis) vinculado al comercio y turismo que ha crecido mucho en la última década y que también está mostrando, en un entorno de dificultad extrema, un mejor comportamiento del que cabía esperar y del que está mostrando en el estado español confirmando la apuesta por un turismo seguro , sostenible y responsable, como también fija el programa. A la espera del reparto final de los fondos europeos, una estimación inicial podría llevarnos a pensar que podemos recibir entorno a 10.000 millones de euros, para proyectos transformadores de la economía, que en su mayor parte y a la fecha, y gracias a la eficaz labor planificadora de nuestros agentes económicos, tendrían ya, en gran parte, “nombre y apellidos” y faltaría cerrar la elección de proyectos y su asignación económica, lo que supondrá un impulso crítico a la hora de abordar los nuevos retos económicos y sociales. Asimismo, nuestro sistema de servicios sociales requiere un nuevo impulso para adaptarlo a los nuevo retos con especial atención a las consecuencias de la actual pandemia y a los retos demográficos, y así también se refleja en el programa de gobierno. 
Parece existir un consenso generalizado de que en los nuevos tiempos la denominada “green economy” va a tener un protagonismo esencial y el programa también aborda este reto. Euskadi cuenta con protagonistas mundiales en este ámbito, que no supone una novedad por tanto y está preparada para abordar la aceleración de este proceso que transformará en parte las economías del mundo. La política de retención y atracción de inversiones de empresas vinculadas a la “green economy” nos hace también estar mejor preparados pero no nos podemos parar y por ello se presentan una serie de acciones y compromisos que nos deben permitir avanzar hacia la descarbonización y sostenibilidad del sistema energético, poniendo las bases de un nuevo modelo económico. 
Otro de los aspectos relevantes sobre los que el programa pone acento especial es en la modernización de la administración pública adaptándose a las posibilidades y medios derivados del avance tecnológico que vivimos. Más allá de apostar por reducir la importancia del sector público, se apuesta por hacerlo más sencillo, eficiente y transparente en plena comunicación y acción conjunta con el sector privado. El falso debate que parece fijar una dicotomía entre lo público y lo privado, sigue demostrándose que no refleja la realidad vasca. 
Y ante todo este programa fija un principio ideológico clave, como es la preeminencia del valor de la Persona en las políticas públicas y privadas a fomentar. Como bien nos enseñó el lehendakari Agirre, “el régimen social que se fije en Euskadi debe fundarse en el reconocimiento de la libertad y la dignidad de las personas”.  En sus 91 páginas que en su detalle de acciones alcanza más de 400 páginas si nos atenemos al programa base del gobierno que es el de su partido mayoritario, ese principio se vislumbra de manera clara.  
Por último, destacar que se menciona un compromiso expreso con la mejora del autogobierno. El actual contexto de incertidumbre no está más que poniendo en valor el tener instituciones propias de autogobierno, y la necesidad de perfeccionarlas para que sigan ofreciendo protección y seguridad a todas las personas que formamos la sociedad vasca de la CAV.  
La pasada semana se  puso nombre a las personas que van a formar parte del equipo de gobierno que aborde la ejecución de este programa. Se han producido algunas renovaciones que esperemos que contribuyan a reforzar la confianza de la sociedad vasca y sobre todo a mejorar la comunicación en algunos ámbitos y simplemente como aspecto más llamativo resaltar la presencia otra vez de Iñaki Arriola, anterior consejero de Medio Ambiente, que parece haber sido una exigencia negociadora del PSE-EE. 
Deseamos la mayor de las suertes a este gobierno porque será la de todos nosotros.

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